Formas de conocimiento informe
“Digo la tara, y no me entiende nadie; digo la tara y la rejama, y ya me entienden muchos; digo por fin la tara y la rejama, el tomero y el romillo y veo que me entienden todos. El injusto poder de convicción de los sistemas viene del hecho –por lo demás, epistemológicamente necesario- de que el cerebro humano sea tan inercialmente, tan formalísticamente, analógico y combinatorio.”
(Rafael Sánchez Ferlosio, Vendrán más años malos y nos harán más ciegos, 1993)
Las palabras, la materia propia del lenguaje, hacen posible articular la polémica y el debate. Las palabras son ellas mismas también materia de polémica y de debate. Nunca parece haber acuerdo en cuanto a qué se quiere decir con ellas. Por otro lado, todo el mundo cree saber bien qué quiere decir cuando habla. Polémicas, ambiguas y polisémicas, las palabras dibujan en cualquier caso un campo de batalla muy preciso.
La imposibilidad de la traducción, de la transferencia exacta del sentido de las palabras a otro idioma, añade incertidumbre al campo de batalla. Así, ¿cuál es el significado en francés y castellano de, por ejemplo, el término “informe”? En el vocablo, se cruzan significados y etimologías que quedan perdidos en otras lenguas: el adjetivo, derivado de la raíz latina informis, que indica algo “de forma vaga e indeterminada” y el sustantivo, derivado del verbo castellano “informar” y del francés informer, que habla del documento que informa de un asunto concreto. En 1929, Georges Bataille convirtió el adjetivo en sustantivo, añadiendo así más polémica y ambigüedad a la discusión. Elemento central de su Diccionario crítico, el término nació como reacción a la exigencia de que todo deviniera forma propia del formalismo, una de las tendencias asociadas al modernismo. También lo hizo como “un término que sirve para descalificar”.
Tratando de huir de la seguridad que ofrecen las asunciones de partida, Formas de conocimiento informe, se apropia de las palabras “forma”, “conocimiento” e “informe”, no para invocarlas en sentidos ya cerrados y prefijados, sino para retorcerlas y emplearlas como instrumentos que ayuden a detectar los nuevos modos de generar saber vinculados a la producción artística.
Siguiendo esta idea, se ha invitado a una serie de iniciativas pertenecientes a contextos diversos que proponen nuevas vías de conocimiento desde la propia práctica. El programa se propone como un espacio de experimentación basado en el encuentro entre experiencia e ideas, donde la traducción será la metodología indispensable para hacer visible la especificidad de cada propuesta. Formas de conocimiento informe se inicia como una línea de investigación que trata de promover y mantener viva la definición de partida de Bulegoa z/b.
Operando en un contexto distante del debate moderno al que inevitablemente parecen remitir los términos del título del programa, los proyectos invitados a Formas de conocimiento informe comparten una misma actitud de cuestionamiento: la consideración de que, además del campo de batalla que proporcionan las palabras, existen otros campos de batalla para el desarrollo discursivo; el recurso a la traducción como metodología crítica; la resistencia, implícita en todo proyecto que se quiere crítico, a devenir puro formalismo; el uso de procedimientos para la construcción de subjetividad como pueden ser el desplazamiento, la desclasificación o el extrañamiento y la utilización del archivo como dispositivo que permite nuevos ordenamientos; y el valor concedido a toda operación de edición y traducción como intento de, en palabras de Brecht, “restituir el valor esencialmente ‘crítico’ de toda historicidad”.